¿Os acordáis de cuando las emisiones de televisión tenían fin? Ese nostálgico cierre de emisión que daba paso a la carta de ajuste o al arropador murmullo de los ecos del big bang o los ecos tecnológicos de la humanidad. Si alguien viera hoy una carta de ajuste pensaría que es un ataque nuclear, un supervirus asesino o ataque zombi. Posiblemente sea el único contexto donde asocio el himno de España a algo agradable. Otro para nostálgicos catalanes, el cierre de emisión de TV3
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