En 1920, Joan Miró decidió probar mejor suerte y dejó Barcelona para mudarse a París. Ahí conoció un escultor que tenía un taller que sólo lo usaba durante los meses de verano, y llegó a un acuerdo con él para poder utilizarlo durante la temporada de invierno. El trato era perfecto porque Miró volvía todos los veranos a su pueblo
|
etiquetas: miró , dados , hemingway