Hong Kong, año 2003, jugaban Irán y Dinamarca por la Copa Carlsberg. Con el score 0 a 0 y casi al finalizar el primer tiempo, el iraní Kameli tomó la pelota con las manos al escuchar un sonido de silbato que, como casi todos, creyó que provenía del árbitro. Error: algún gracioso de la tribuna confundió al futbolista. El juez, claro, sancionó el penal. Fue entonces cuando el entrenador danés, Morten Olsen, no dudó y le ordenó al capitán Weighorst errar el remate. El público aplaudió y los jugadores también.
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