Hace dos años, Michael A. Lypka, un cirujano californiano, se encontró con un caso que nunca antes había visto. Un joven, sano y de 25 años, llegó a su consulta con un agujero en el cielo de la boca. Médico y paciente supieron lo que le sucedía: la cocaína le había taladrado el paladar. Ojo! Advertencia para sensibles hay foto del tema.
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