Cuando el boicot no se aplica a quien lo merece: el caso de El Confidencial

Comienzo confesando que, tras el inicio del famoso boicot AEDE, consumo sobre todo medios digitales: cambié El País por eldiario.es y El Mundo por El Confidencial. Este último siempre me ha interesado, ya que me permite echar un vistazo a una línea editorial con la que estoy en desacuerdo pero que, pensaba, era legítima (y aparte tiene algún reportero francamente bueno, pero eso ya es cuestión de gustos personales).

Este lunes ha llegado a portada un artículo de El Salto que analiza la influencia de la información de las cloacas entre las elecciones de diciembre de 2015 y las de junio de 2016. Recomiendo su lectura a quien no lo conozca todavía, ya que -entre otras aportaciones interesantes- hace un ejercicio muy pertinente. El autor se ha molestado en buscar qué medios fueron los primeros en publicar las filtraciones que la llamada "brigada patriótica" hizo, en esos meses decisivos, de los informes que fabricó para perjudicar a la tercer fuerza parlamentaria de este país.

El resultado es sumamente revelador, porque hasta ahora todo el mundo (incluyendo aquellas personas más decididamente opuestas a Podemos y su proyecto político) coincidía en el papel jugado por OK Diario, el digital de Eduardo Inda, fundado precisamente en 2015 con una subvención pública. Este papel central, que existe, ha sido reforzado por la presencia mediática del ex director del Marca, un fijo en cualquier tertulia política que se precie.

Sin embargo el artículo pone el foco sobre otro medio de comunicación, con mucha más circulación y percibido como más serio: El Confidencial. Este, de manera constante, es uno de los dos o tres primeros que diseminaron las calumnias de la llamada "policía patriótica", a veces antes que el propio OK Diario. Lo hizo sin contrastar absolutamente nada y con entusiasmo; este amor por la primicia solo puede explicarse porque El Confidencial tenía acceso directo a la cloaca, es decir, que recibía de primera mano las filtraciones -algo que, con toda probabilidad, tendrá consecuencia judiciales en los próximos días-. Veamos unos tres ejemplos, sacados del artículo mencionado:

Primer medio en publicar esta calumnia junto con OK Diario, 12 de enero de 2106.

Ampliación del 14 de enero de 2016: de la brigada patriótica directamente a sus pantallas.

De nuevo, primicia (esta vez en abril de 2016, en plenas negociaciones para formar gobierno).

Pero lo peor, si es posible, viene ahora: cuando salen a la luz pública las informaciones que demuestran la existencia de una trama policial corrupta, con grabaciones y pruebas irrefutables que se vienen a unir a las decisiones judiciales que invalidaron las supuestas "exclusivas" de los meses anteriores...¿Cómo creen que reacciona El Confidencial? ¿Tal vez rectificó? ¿Hizo autocrítica? ¿Publicó al menos lo que estaba ocurriendo?. La respuesta es no: el medio, con su director a la cabeza, se ha lanzado a una carrera para blanquear la cloaca y blanquearse a sí mismo.

Para ellos usa una doble estrategia: en primer lugar, poner en tela de juicio que el espionaje a Podemos sea, realmente, un espionaje. Aquí tenemos a su director, Nacho Cardero (ojo a este nombre, que sonará en los próximos días), explicándonos graciosamente que no, que todo es un invento del PSOE para perjudicar -como no- al PP, que quien lo urde es el asesor de Pedro Sánchez, Iván Redondo y que realmente el robo del móvil a la asistente de Pablo Iglesias es una cuestión personal de rojos resentidos, así que aquí no hay nada que ver y circulen.

Aquí no ha pasado nada ¡Circulen! ¡No miren! ¡Podemos caca!

En segundo lugar, El Confidencial opta por distorsionar las noticias que están saliendo, admitiendo (no le queda otra) que hubo policías que viajaron a Nueva York, intentaron convencer a ex ministros venezolanos para que declarasen contra Podemos ofreciendo a cambio diversas prebendas, etc. Pero al mismo tiempo sigue dando por hecho que el "delito" se produjo: a pesar de la catarata de sentencias judiciales que prueban lo contrario (y de las mismas declaraciones del propio ex ministro de Chávez), los muñidores de la cloaca continúan a lo suyo, que no es el periodismo, precisamente:

Publicado por Jose María del Olmo en El Confidencial el 4 de abril: qué mas da que judicialmente nadie haya podido probar pago alguno; qué mas da que el propio ex ministro venezolano Rafael Isea dude de la autenticidad de la fotocopia del recibo de pago que se presentó como verdadero. Qué mas da que Podemos se fundase en 2014, mientras que esto esté fechado en 2008: lo importante es mantener la narrativa de que los podemitas son agentes venezolanos y, por lo tanto, aquí no les vota ni dios.

En los próximos días El Confidencial seguirá en la misma línea, que no es otra que la que le marcan desde el gabinete de comunicación del Partido Popular y, cuando se produzcan las imputaciones pertinentes por parte de la Audiencia Nacional, enarbolará la bandera de la libertad de expresión ultrajada. Y no: esto no es periodismo, sino política de la peor estofa. Y como la responsabilidad es nuestra, como lectores y meneantes, prometo no subir una sola noticia de El Confidencial al menos durante los siguientes 12 meses. Que se una quién quiera, pero si como consumidores de información tenemos derecho a mostrar nuestro desacuerdo con ciertas prácticas mafiosas, esta es la forma en mi opinión de que los medios que nos traicionan como lectores para darnos mierda envuelta en forma de exclusiva sean conscientes de que no somos tontos del todo: que sufran la caída de tráfico, a ver si les sale más a cuenta informar sobre la realidad antes que convertirse en los portavoces de intereses oscuros y profundamente antidemocráticos.