El niño de tres años Sam Spiteri, que sufre tetraplejía y parálisis cerebral espástica, podrá continuar la terapia que venía recibiendo con un pony. Los problemas surgieron cuando un vecino denunció los malos olores que desprende el pony, y se acogió a una ley que impide tener animales si desprenden olores molestos a los vecinos. Los tribunales, después de meses de disputas, han fallado a favor del pequeño Sam, amparándose en la compasión y en el hecho de que somos "seres humanos". En inglés.
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