Sálvame tiene un problema. Y tiene nombre propio, Tierra amarga. Antena 3 ha encontrado un filón en los culebrones turcos. Estos seriales tienen grandes virtudes para los canales por su rentabilidad: son mucho más baratos que producir una serie propia y con su romanticismo engolado enganchan a una audiencia que sigue consumiendo ficción en la tele lineal clásica. Es decir, en el televisor de toda la vida. Muy parecido a lo que sucedía en España hace dos décadas con seriales latinoamericanos como Cristal. La historia se repite.
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