Europa se enfrenta a una crisis energética que podría agudizarse aún más. Los precios del gas natural han marcado máximos y el Viejo Continente corre el riesgo de quedarse con sus depósitos vacíos en pleno invierno tras la estrategia de Vladimir Putin, presidente de Rusia, de cambiar la ruta del gas hacia el este y bombear menos hacia Alemania, como medida de presión para obtener la autorización de su gaseoducto Nord Stream 2. ¿La respuesta de Europa? Recurrir a la flota de Estados Unidos.
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