Una de mis características más destacables es lo difícil que resulta sacarme de mis casillas. Por mucho que me repugne algo, rara vez lo expreso a gritos o me voy de la habitación dando un portazo. Escucho calmadamente y luego doy mi opinión en toda su crudeza, pero sin ningún tipo de violencia externa. Es por ello que a lo largo de mi vida he mantenido conversaciones con gente de todos los pelajes, incluidos auténticos ultraderechistas, y he descubierto los pilares de sus mentalidades descritos por ellos mismos. Hoy recuerdo una conversación que mantuve con un profesor universitario (no de Murcia) multimillonario por herencia y que, con toda certeza, hoy vota a Vox.
Este hombre me habló del orden natural de las cosas, en el que los capacitados para dirigir la sociedad deben hacerlo y el resto deben obedecerles sin rechistar. Me puso el ejemplo de su criada, que era capaz de saber si tenía hambre pero incapaz de conseguir alimento por sí misma (por lo visto aguantarle a él por un salario no era un acto de autosuficiencia). Y me dijo con absoluta convicción que, por eso, su criada no debía tener derecho a votar, porque carecía de la inteligencia y la cultura precisas para saber lo que le convenía. También me mostró su convicción de que la inteligencia y la capacidad para liderar se heredan necesariamente, y por eso es natural que unas mismas familias (incluidos los borbones, pues él era monárquico acérrimo) dirigiesen generación tras generación un país.
También me habló de que es misión del hombre cuidar a la mujer, porque la naturaleza le ha dotado del coraje y la firmeza precisos, y es misión de la mujer atender la familia y aliviar al hombre del dolor fruto de sus preocupaciones y responsabilidades.
Dudo que este hombre se atreva a decir en un aula lo que soltó ante mí. Cualquier observador que escucha un discurso ultra, puede deducir fácilmente que quien lo defiende sólo está mostrando la punta del iceberg de su fanatismo, porque sabe que si lo soltase todo el electorado huiría en masa. Aunque a veces se les escapa. Ayer un diputado de Vox defendía ese mismo "orden natural" manifestando que los ricos lo son "por naturaleza" www.meneame.net/story/diputado-vox-ricos-son-ricos-naturaleza-no-podem Su mente es tan cerrada que resulta estéril argumentarle sobre la infinidad de pocholos y borjamaris (ejemplo paradigmático es Froilán) que pululan con sus cerebros unineuronales por los ambientes más exclusivos dilapidando la fortuna familiar (que se irá regenerando paralelamente gracias a los administradores que tiene contratados para gestionarla, o simplemente gracias a las rentas) y sin saber hacer la "o" con un canuto. Para él, la inteligencia y el liderazgo son patrimonio de las familias pudientes de toda la vida, y por eso deben seguir mandando eternamente. Es el orden natural de las cosas.
La visión de esta fauna sobre el orden natural también se proyecta especialmente sobre la sexualidad www.infolibre.es/noticias/politica/2019/06/14/el_coordinador_vox_sevil Por eso el coordinador de Vox en Sevilla, cuando quiere descalificar, habla de "zorras machorras" o "comerrabos". Para ellos, el uso de la sexualidad fuera del catecismo (dejando a un lado el paréntesis de los selectos puticlubs donde los hombres poderosos tienen derecho a desfogarse) es una aberración antinatural que debe ser prohibida.
El PP es un partido corrompido hasta la médula, y toda esta morralla defensora del "orden natural de las cosas" estaba antes en él, si bien eran minoritarios. El PP era una herramienta para forrarse, y precisamente por eso su idea era pudrir las instituciones para lograr tal fin, pero no restaurar la Arcadia feliz de Franco, pues eso asustaba a muchos votantes. Ahora tenemos a Vox, donde se han refugiado todos los nostálgicos del Antiguo Régimen. Vox no es un partido fascista (igual que Franco no lo era, aunque se aprovechó de los fascistas para ganar) sino nacionalcatólico. Defiende la moralina asfixiante, arcaica, represiva y brutalmente hipócrita de la Iglesia de hace un siglo. Pero en lo económico es salvajemente capitalista, concibiendo como parte del "orden natural" que el criado se alimente de las migajas del amo y, si es incapaz de obtener esas migajas o no son suficientes para alimentarle, se muera de hambre.
Esa gente tiene la llave de los gobiernos de Madrid, Murcia, Castilla y León...y van a usarla. En Murcia los kikos (grupo ultracatólico más implantado en la Región) están exultantes porque ya se ven haciendo proselitismo de su ideario homófobo, misógino y decimonónico en general a través de las instituciones y el sistema educativo. El PP no tiene nada que objetar, pues a cambio podrá seguir controlando el cortijo regional y manteniendo su red clientelar tejida durante décadas. Ciudadanos tampoco, pues comparte su amor por el capitalismo salvaje con Vox, y va a poder colocar a mucha gente gracias a su apoyo al PP. Y Vox, aparte de gozar las mieles económicas del poder (muchos de cuyos miembros, vividores de la política, ya las gozaron estando en el PP) va a tener las herramientas para adoctrinar a los ciudadanos en su "orden natural de las cosas". Menos mal que las legislaturas sólo duran 4 años...pero nunca pensé que, lo que en su día me parecieron delirios de un ultra trasnochado, vaya a ser uno de los pilares fundamentales de tantos gobiernos en nuestro país. Ciudadanos nos prometió cambio si les votábamos...y desde luego nos lo van a dar a partir del sábado.