¿Te gustaría escuchar el movimiento del flagelo de una bacteria, el ruido que hace una célula al dividirse o el sonido que emite un virus al moverse? Esta capacidad es algo que, a pesar de sonar a ciencia-ficción, empieza a estar más cerca de la realidad. Y todo, gracias al desarrollo de un “nano-oido” por unos investigadores de la Universidad de Munich, el cuál es capaz de detectar sonidos con una intensidad millones de veces inferior al umbral de reconocimiento humano.
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