Como cada primavera, millones de pollitos se lanzan a la aventura para descubrir cómo es la vida fuera del nido. En la mayoría de especies este salto se da antes de que las jóvenes aves tengan completamente desarrolladas las aptitudes de vuelo, pero ello no es problema porque siguen contando con el cuidado de sus padres y, aunque no lo parezca, el riesgo de predación suele ser menor que en el nido. A los peligros que suponen los depredadores, se suma otro de origen insospechado: el buen samaritano acecha.
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