Últimamente, nuestros políticos nos regalan bonitas falacias consistentes en intentar descalificar cualquier movimiento que no cuadre con su visión de las cosas mediante 3 argumentos; 1) asociarlo con la oposición política 2) asociarlo con movimientos violentos extremistas y, últimamente 3) asociarlo con terroristas o nazismo. Cuando lo hacen con manifestaciones pacíficas, surge en mí un impulso irrefenable de ponerles unas orejas de burro, pero lo cierto es que estaría en un error; No son tontos, es de primero de populismo...
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