Una generación de diputados ni-ni ha tomado Les Corts Valencianes. Ni saben ni aprenden ni quieren. La culpa no es de ellos. Los responsables son aquellos partidos políticos que han llenado sus listas electorales de vulgaridad y ramplonería con un doble fin: primar afectos y marginar incomodidades. La monumental bronca vivida en la última sesión de control al president Fabra escenifica la política barriobajera y la falta de preparación que aliñan un hemiciclo del que algunos se avergüenzan.
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