Piedra, papel o tijera, los políticos corren estos días de una punta a otra de sus dominios, apresurándose a sembrar cimientos, bautizar proyectos o cortar cintas. Lo de menos es que la obra esté terminada. Quedan cinco días para inaugurar todo lo inaugurable ya que a nueva legislación electoral prohíbe a los cargos públicos inaugurar obras, visitar instalaciones y presentar nuevos proyectos tras la convocatoria electoral.
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