Hemos pasado horas y horas jugando en salas recreativas. Tetris, Pac-Man, Super Pang y muchos otros arcades recobraban vida en esas maquinas. Nos gastábamos la paga semanal retando a los demás a conseguir mejor puntuación, o ver quién se pasaba el juego primero. Muchas partidas echadas para terminar viendo ilusionados una pantalla final, era el mejor obsequio.
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