Todo el mundo sabe que la respuesta más apropiada a los ladrones es el filo de una katana. El problema es que no todo el mundo tiene la complexión física como para empuñar una espada de cuatro kilos, así que si sólo te conformas con quedarte con sus caras (o demostrar que los diste de comer a tu perro en defensa propia), siempre puedes instalar una cámara de seguridad casera.
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