Una mujer que lleva nada menos que seis meses reclamando a la Consejería de Educación el importe de un bolso, valorado en solo 40 euros y que acabó hecho trizas después de pasar la cinta del escáner del control de seguridad. Un sinfín de llamadas y reclamaciones después resulta que la afectada fue informada de que el seguro contratado por la propia institución pública para este tipo de vicisitudes «no cubre los desperfectos por un importe inferior a 300 euros».
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