El IPCC ya anunciaba que uno de los primeros efectos que notaríamos en Europa occidental es que los inviernos serían relativamente cortos pero bastante duros. Se supone que en un invierno “normal” en Europa baja una masa anticiclónica de la zona ártico-siberiana que es la que normalmente enfría el contiente. Esta ola de frío intenso que estamos viviendo no viene de la zona siberiana como estamos acostumbrados, sinó del nordeste de Groenlandia. Y es que es en esa zona donde actualmente hay una bolsa de aire caliente.
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