La mujer se describía en un anuncio en Internet como una joven de tez blanca y pechos grandes. Cuando acudió a la cita se encontró con una mujer de unos cien kilos. El cliente decidió abandonar el lugar, pero la mujer se negó a dejarlo marchar, se apropió de su teléfono móvil y le amenazó con llamar a su esposa si no mantenía una relación sexual con ella. El hombre fingió convenir la paga y aprovechó un momento de despiste de la prostituta para escapar y acudir a la Policía a presentar la denuncia.
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