El Gimnasio Ibuki de Trujillo, ubicado en la calle Gonzalo de Ocampos, venía usando sin problemas la música para sus clases de aerobic y de step (en esta se usan una plataforma para que los alumnos suban y bajen), hasta que pasó por su local un detective enviado por la Sociedad General de Autores (SGAE), que comenzó a pleitear con la dueña para que le pagara por el uso de la música.La Audiencia Provincial de Cáceres ha indicado ahora, en una sentencia, que la propietaria del gimnasio tiene que pagar a la SGAE 1.402 euros por usar la música...
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