Los camareros cobraron la jornada ordinaria, de ocho horas de duración, pero trabajaron de diez de la mañana a cuatro de la madrugada, sin ningún descanso semanal, durante todo el mes. Como la empresa se cerró en banda, sin pagar las horas extra, tres trabajadores se concentraron ayer delante de la empresa, y reclaman a la Pulpería Aurora Baranda el abono de las horas extraordinarias que realizaron en el nuevo negocio, durante las fiestas de San Froilán.
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