edición general
3 meneos
 

Con el cazo a mazo

La ley protegía a esa casona. Ni una de sus piedras podía tocarse. Y no las tocaron. Ni una mano se manchó. El trabajo feo lo hizo un cazo-pilón: fostión a diestro, fostión a siniestro, abatiendo, trillando, pisoteando, dejándolo todo en humillante montonera... y cagándose en el dios de la ley con vieja maldición bíblica: que no quede piedra sobre piedra

| etiquetas: cazo , patrimonio

menéame