La compañía British Airways tiene una cláusula que le permite excluir de los vuelos a personas con un olor corporal extremadamente desagradable. La usó por primera vez el año pasado con una pasajero que se disponía a viajar desde Hawai a Düsseldorf y que emitía un olor apestoso. Los tribunales, de momento, dan la razón a la compañía.
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