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Cómo tu verdad puede no ser mi verdad

Hay algo envidiablemente infantil en los adultos que siguen dividiendo su mundo en buenos y malos. Su partido político es bueno. El de los otros malos. Su equipo de fútbol es el mejor. Al rival le ayudan los árbitros. Pueden despojarlo todo de matices y zanjar una discusión sobre el conflicto palestino, la eutanasia o la (in) existencia de Dios con una frase. Todo debe ser más fácil así.

| etiquetas: maniqueísmo , mundo , fundamentalismo , periodismo

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