Tengo un buen amigo, muy buen amigo, que es alcalde de un pueblo mediano, muy complejo en cuanto su composición, como suele ser habitual en los municipios gallegos. Mi amigo es alcalde las 24 horas del día, los 365 días del año. Dice que casi nunca puede tomarse unas vacaciones, que está siempre a disposición de sus vecinos, sean las doce del medio día o las tres de la madrugada, que se conoce la vida y milagros de cada uno de ellos, sus problemas, sus alegrías, sus preocupaciones, que es su paño de lágrimas cuando la vida da algún golpe duro.
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