Suponga que calienta una barra de hierro a 3.000 °K y a continuación, con un fotómetro muy sensible, mide el brillo de esta barra en las longitudes de onda que van del ultravioleta al infrarrojo. Si traza la intensidad en un gráfico, hallará que no es la misma para todas las longitudes de onda, sino que sigue una curva suave que crece al principio para decrecer luego.La forma exacta de dicha curva está relacionada únicamente con la temperatura de la superficie emisora de luz, temperatura estimada 5,750 °K, con un error de unos 50 °K.
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