Para llegar a ser el hombre más rico del planeta se necesita una de dos cosas: ser un ciudadano de clase media alta de los Estados Unidos con cierto ingenio y mucha imaginación. O ser un ambicioso chantajista que sabe mover las piezas del ajedrez político, en un país que logre combinar el discurso de la ficción democrática con la realidad perversa de la corrupción.Así fue como Slim adquirió el monopolio de TELMEX
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