En setiembre de 2010 sufrí una cancelación repentina de un vuelo de Lufthansa entre Madrid y Polonia. Me dieron otro billete con otra compañía, pero no me facilitaron la indemnización que por ley me corresponde, que en este caso ascendía a 200 euros. Así que reclamé primero ante Lufthansa y finalmente en los tribunales, donde he ganado.
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