En los años noventa, a falta de la red, un personaje de la novela Corazón tan blanco de Javier Marías realiza un intercambio erótico virtual con otra persona a través de cintas de vídeo que eran recogidas puntualmente en un apartado postal. En su siguiente libro, Mañana en la batalla piensa en mí, el protagonista se queda con el pequeño casete del contestador de un teléfono fijo para evitar que el mensaje que contenía pudiera ser escuchado. (...) El exdiputado Santiago Cervera también, a su pesar, y sin serlo, termina actuando como escritor.
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