Para arreglar la economía de Estados Unidos (y otros países desarrollados) es preciso hacer frente, por fin, al problema cada vez más grave de la desigualdad salarial. Las políticas que generan una prosperidad mejor repartida llevan a un crecimiento económico más fuerte, sostenible y positivo para todos. Aun los ricos ganan más quedándose con un porcentaje menor de una economía en alza que con uno mayor de una estancada. La solución es hoy la misma que en 1930: reestructuración de la economía y redistribución de la riqueza. Artículo en inglés.
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