Su coeficiente intelectual es de 127 (lo normal está entre 70 y 90). Pese a ello, Germán, de 11 años, se siente tonto. Padece el síndrome de Asperger, un trastorno que dificulta mucho relacionarse socialmente. Lo peor de todo, según cuenta su madre, Asunción Corrales, es que el equipo de orientación de su colegio de Leganés tardó un año y medio en diagnosticarle y darle el refuerzo especial que necesitaba.
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