Se nos ha considerado los culpables de una situación que nunca debió suceder, y es que los políticos, en un acto de la máxima irresponsabilidad, publicaran una ley que hasta el más ignorante sabía que no podía salir adelante. Por mucho que los políticos de Castilla y León pretendan ciegamente continuar con el disparate, la legislación hay que cumplirla y tenemos sobre nosotros todas las miradas, tanto del resto del país como de la Comunidad Europea. Y el cierre de nuestros intercambios comerciales ha sido la primera y catastrófica consecuencia.
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