Es una cantinela recurrente. Suele surgir en los chats, al final de conferencias o mesas redondas; se trata de un tópico frecuente entre aficionados. De cualquier edad, aviso. Se pretende ratificar que son mejores los álbumes de los años sesenta y setenta; comparados con esas cumbres, aseguran, vivimos una era mediocridad.
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