Teniendo en cuenta el costo del combustible hoy en día, no parece tan extraño pensar en un coche propulsado con café, utilizando un proceso de gasificación que convierte al viejo café molido en un gas compatible con un motor de combustión interna. Un grupo de voluntarios, con un ingeniero de nombre Martin Bacon a la cabeza, no sólo ha creado este coche, sino que también han quebrado el récord mundial de velocidad para esta clase de vehículos, alcanzando unos nada despreciables 107 kilómetros por hora.
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