"No sé cómo pudo pasar. Fui a un hipermercado y compré unas estanterías para mi salón y una serie de artículos de alimentación. Ya sentada en el coche, cuando me puse a revisar el ticket de compra me quedé estupefacta: ¡Me habían cobrado 1.000 euros por una bandeja de higos!" Las grandes superficies tratan de que casos como el de Marisa no se difundan para evitar daños a su imagen. Las multinacionales se desviven en regalos a los afectados.
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