Hacía meses que los dos vecinos de Pamplona utilizaban el servicio on line de dos hipermercados para adquirir productos de alimentación y bebidas alcohólicas. No parecía que ninguno de los establecimientos se diera cuenta de que ni los números de las tarjetas de crédito ni los nombres que facilitaban eran suyos, así que seguían con los pedidos, algunos de 300 €. El chollo se les acabó el pasado jueves, cuando abrieron la puerta de su domicilio, al que creyeron el repartidor de uno de los hipermercados. Resultó ser un agente de la Policía.
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