Con el poder narcótico de un chute de speedball (mezcla de heroína y cocaína), la corrosiva relación entre cine y droga empezó con Chinese Opium Den (William K. L. Dickson, 1894), un primigenio cortometraje de un minuto rodado en un fumadero de opio. Desde entonces, la adicción ha ido creciendo como una bola de nieve rodando cuesta abajo: hay películas filmadas bajo el efecto de las drogas, drogas consumidas bajo el efecto de las películas, películas interpretadas por actores drogados, directores que dirigen películas más ciegos que...
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