Mula humana en un volcán. Cada día, por unas miserables monedas, decenas de hombres ascienden al volcán indonesio Kawah Ijen para, asfixiados por fumarolas tóxicas, arrancar enormes bloques de azufre de sus entrañas. Suben al volcán entre cantos y toses, pero descienden cargados como mulas, incluso con más de 100 kilogramos de mineral deformando sus espaldas.
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