Albert Boadella acaba de comenzar su periodo, me temo que breve, al frente de los Teatros del Canal, que vienen a ser para doña Cuaresma Aguirre más o menos lo mismo que la Gran Pirámide fuera para el faraón Keops. Con la sola diferencia de que a doña Cuaresma la enterrarán en otro sitio. Supongo. Para mí tengo, hermanos, que esta mujer no sabe lo que ha hecho. Boadella es no sólo uno de los más grandes y puros hombres de teatro que ha dado España desde Calderón, sino, precisamente por eso, un tipo minuciosamente ingobernable.
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