"El mosquito invasor Aedes aegypti es una de las plagas más peligrosas del mundo, capaz de propagar enfermedades devastadoras como el dengue, el zika y el chikunguña", explicaba Rob Grenfell, director de salud y bioseguridad del CSIRO. ¿Cuál es la solución? Soltar miles de esos mosquitos en la costa norte de Australia. El detalle crucial es que esos mosquitos eran machos y, sobre todo, eran estériles. El resultado fue claro: el experimento eliminó el 80% de los mosquitos transmisores de enfermedades.
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