La semilla de algodón contiene una toxina llamada gossypol, que hace imposible su uso alimenticio. Un grupo de científicos estadounidenses quitaron dicha sustancia venenosa de la semilla de la planta de algodón con la ayuda de técnicas genéticas y crearon una posible nueva fuente de alimentación para la creciente población mundial. Las semillas pueden utilizarse para generar aceite y proteínas de alto valor.
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