Han identificado los circuitos del cerebro que “deciden” cuánto comemos y cuánto nos gusta lo que ingerimos, lo que podría conducir a hallar un tratamiento contra la obesidad. Publicado ayer en la revista científica británica Nature, un informe revela que una sola hormona, la PYY, es responsable de controlar la actividad cerebral que gobierna nuestro comportamiento en la mesa.
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