Se trata de derivados de la quinoxalina, un compuesto semejante al que se utiliza en varios fármacos antimaláricos y antituberculosos que existen actualmente. Si se comprueban los resultados, dicen los expertos, el hallazgo podría ser una herramienta muy importante para prevenir las casi 3 millones de muertes que ocurren año en el mundo por tuberculosis y malaria.
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