Que levante la mano quien no se haya pasado un día entero con una canción que no podía quitarse de la cabeza : Opá, voy a hacer un corral, de Koala; La flaca, de Jarabe de Palo; o We are the champions, de Queen… El repertorio es casi infinito, tanto que resulta inaudito que no exista una palabra en castellano para definir esa sensación, aunque mi troupe chingona y yo llevamos un tiempo intentando popularizar ‘gusano de oreja’, traducción literal del alemán, ‘ohrwurn’, y del inglés, ‘earworm’.
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