En Quintela de Humoso, durante la romería del Padre Eterno, se celebra un curioso ritual: las gentes acuden con roscas de pan para frotarlas sobre el manto del Padre Eterno. Según la tradición, esas roscas refrotadas quedan por siempre inalteradas. Ya pueden caer chuzos de punta y dejarse expuestas al aire libre, que los benditos panes nunca enmohecen. Ésta era la situación hasta 2001. Desde ese año las roscas no volvieron a ser como antes, porque ese año hizo su aparición Jorge López.
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