El desorden financiero se hace cada día más evidente. Por eso no es extraño que China reitere al FMI la necesidad de una divisa mundial que evite la enfermiza volatilidad del dólar. Cuando se adoptó la opción de Bretton Woods en 1944 se estableció una paridad fija: un dólar = 35 onzas de oro; paridad que se rompió a partir de 1971 cuando el dólar y el oro quedan a la deriva y a merced de un mercado inclemente. El reclamo de China tiene sentido: sus reservas han perdido más del 10% anual en los últimos diez años. Sin contar los intereses.
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