Alan Kingstone, un psicólogo de la Universidad de la Columbia Británica que estudia en qué nos fijamos al mirar a otros, tenía un problema: todos los humanos tienen los ojos en medio de sus caras, y no hay nada que Kingstone pudiera hacer sobre ello. Su hijo de 12 años, Julian Levy, tenía la solución: los monstruos de Dragones y Mazmorras. Julian hizo gran parte del trabajo y, a los 14 años, ha publicado como primer autor la investigación en una revista de la Royal Society titulado "Los monstruos también son personas".
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