Cuando se lo pusieron, pensaron que era para toda la vida. El nombre de María tatuado en un brazo, una telaraña en la nuca, un símbolo budista en la espalda... Pero después María se acabó, por la telaraña un joven fue rechazado para un puesto de trabajo y por el símbolo budista una chica tuvo que parir sin anestesia, porque el tatuaje estaba precisamente en la zona en que se inyecta la anestesia epidural.
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