«Imos dentro», explicó el portavoz de la asamblea de afectados, el sindicalista de la CIG Xabier Aboi, a los recepcionistas, que en un primer momento no supieron cómo reaccionar ante la marea humana que subió por las escaleras hasta ocupar los asientos del salón de plenos del pazo provincial. No hubo mayores incidentes, ni tampoco acudieron las fuerzas del orden. Querían saber por qué las ayudas a los afectados todavía no se habían publicado, 57 días después de la llegada de los barcos a puerto.
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