Cuando Allan Robinson, un matemático jubilado y fanático a los sudokus, pasó a mejor vida en mayo de 2012 a la edad de 66 años, su familia personalizó la lápida incluyendo una ecuación matemática extraída de su tesis doctoral y un sudoku junto al nombre y demás inscripciones sobre el difunto. Sin embargo, el Concejo Municipal de Farndon, Reino Unido, lo considera “inapropiado” y ha pedido a la viuda, que aún sigue llorando la pérdida de su esposo, que elimine tales grabados de la lápida.
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